viernes, 22 de junio de 2012

EL SILENCIO DEL MAR

Hace más de quince días que no veo el mar, lo que me parece mucho ya que mi casa está a pocas cuadras de él. 
A pesar de que el mar se transformó en parte de mi vida cotidiana, no dejo de asombrarme cada vez que me encuentro enfrente suyo y, ya sea que esté calmo o tumultuoso, siempre me llena de paz.
Tal vez no me acostumbro a tenerlo cerca todavía o tal vez será que yo soy así: me gusta sorprenderme con la simpleza de lo cotidiano.

Hace más de quince días que no veo el mar... Sin embargo, lo escucho en el silencio de la noche, y me parece que estirara sus brazos de agua y viniera a tocar mi puerta... 




El silencio del mar

brama un juicio infinito

más concentrado que el de un cántaro

más implacable que dos gotas



ya acerque el horizonte o nos entregue

la muerte azul de las medusas

nuestras sospechas no lo dejan



el mar escucha como un sordo

es insensible como un dios

y sobrevive a los sobrevivientes



nunca sabré que espero de él

ni que conjuro deja en mis tobillos

pero cuando estos ojos se hartan de baldosas

y esperan entre el llano y las colinas

o en calles que se cierran en más calles

entonces sí me siento náufrago y sólo el mar puede

salvarme

                                                     Mario Benedetti

lunes, 18 de junio de 2012

MIS MANOS PARA CREAR


Después de muchos días, retomo mi blog con una imagen que me lleva a una reflexión muy necesaria.


Hace casi un año y medio, saqué esta foto que tiene un significado enorme.

Estas manos, juntas, comenzaron a crear su futuro. Representan el inmenso amor que nutre las ganas de
proyectar
de construir
de caminar
de aceptar desafíos
de ir hacia adelante.


Lamentablemente, hay otras manos que, al contrario, son utilizadas para destruir: arrancan barrotes y rompen ventanas para arrebatar lo que se construyó con esfuerzo y dedicación. Invaden de noche o de día para apoderarse de las ilusiones ajenas y sembrar el 
miedo
la impotencia
la tristeza 
la desolación.

Sin embargo, pienso yo -y lo transmito- que son más las manos que crean pertenecientes a personas de verdad, y aquello que construyen tiene mucho más valor que lo que otros destruyen, justamente porque trasciende lo material.
Dignos de lástima son estos últimos, que no saben valorar lo importante de la vida: el amor, los afectos, los momentos compartidos, el esfuerzo, los sueños, la esperanza...

Desde mi pequeño lugar, yo elijo que mis manos sirvan para crear y para compartir, para renovar y reafirmar lo que significa la foto que elegí para esta entrada.

Y me quedo con una frase de Antoine de Saint-Exupéry, que resume mi reflexión de manera perfecta y que, por más que haya sido dicha o escrita miles de veces, tiene una gran fuerza que la hace perenne e inalterable.


"No se ve bien sino con el corazón,
lo esencial es invisible a los ojos"