viernes, 22 de junio de 2012

EL SILENCIO DEL MAR

Hace más de quince días que no veo el mar, lo que me parece mucho ya que mi casa está a pocas cuadras de él. 
A pesar de que el mar se transformó en parte de mi vida cotidiana, no dejo de asombrarme cada vez que me encuentro enfrente suyo y, ya sea que esté calmo o tumultuoso, siempre me llena de paz.
Tal vez no me acostumbro a tenerlo cerca todavía o tal vez será que yo soy así: me gusta sorprenderme con la simpleza de lo cotidiano.

Hace más de quince días que no veo el mar... Sin embargo, lo escucho en el silencio de la noche, y me parece que estirara sus brazos de agua y viniera a tocar mi puerta... 




El silencio del mar

brama un juicio infinito

más concentrado que el de un cántaro

más implacable que dos gotas



ya acerque el horizonte o nos entregue

la muerte azul de las medusas

nuestras sospechas no lo dejan



el mar escucha como un sordo

es insensible como un dios

y sobrevive a los sobrevivientes



nunca sabré que espero de él

ni que conjuro deja en mis tobillos

pero cuando estos ojos se hartan de baldosas

y esperan entre el llano y las colinas

o en calles que se cierran en más calles

entonces sí me siento náufrago y sólo el mar puede

salvarme

                                                     Mario Benedetti

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