Nada nuevo... ningún descubrimiento excepcional para el encuentro frugal de esta semana en el blog de Marcela. Sin embargo, pintar unas latas de duraznos y utilizarlas como macetas, por más trillado que sea, lleva el sello de quien lo hace y por lo tanto, se vuelve único e irrepetible.
Aquí están las que yo pinté para contener un cactus que necesitaba urgente una maceta más grande, y el gajo de una suculenta que valía la pena multiplicar.
Buehh... lo pienso un poco y no sé si son tan irrepetibles: una mano de esmalte turquesa, que me compré cuando comencé a habitar esta casa, y para la otra, esmalte blanco. Ambos con brillo (porque es lo que tenía y porque es más resistente para estar al exterior). Finalmente, un simple detalle con pintura de pizarrón que me compré el fin de semana pasado. ¡Listo!
Las hice para poner especialmente en una ventana de lo que es el quincho de mi casa.
En el fondo de mi patio, hay una especie de galponcito y otro sucucho al lado, y una parrilla. Poco a poco, mi marido y yo hemos ido poniendo manos a la obra para transformar este espacio en un bello quincho y en eso estamos.
La pared que da al jardín, es de ladrillos bloque grises a los que yo me ocupe de dar una tonalidad verdosa, sin preocuparme demasiado por la prolijidad y de que cubra bien porque (es muy complicado) sigue el estilo de la pared. Tiene una ventanita cubierta con chapa que también pinté. Y es ahí donde ubiqué mis lata-macetas.
También utilicé venecitas que encontré cuando vaciamos ese famoso galponcito, para decorar la ventana. Oh sorpresa que eran justo del color adecuado, un celeste tirando a turquesa (o será que yo las quiero ver turquesa).
Las plantas alrededor hacen el resto, dando el marco perfecto para que este espacio cobre vida y se diferencie del estado de abandono en que fue encontrado. De esta manera, cada vez más me identifico con él.
Por último, a la derecha de la foto asoma la puerta del otro sucucho, que restauramos a fin de diciembre porque casi se caía y le faltaban partes. Yo en un arrebato pensé: ¿Y si la pinto de turquesa? Destapé la lata y puse manos a la obra. Pero ésa, es otra historia... La dejo para alguna próxima entrada. Hoy el protagonismo es para las latas.
¡¡FELIZ FIN DE SEMANA!!