jueves, 16 de febrero de 2017

ENLATADAS

Una de las cosas que hice este verano fue renovar algunas de las macetas de mis suculentas. Pasa que con el tiempo van llenándola y comienzan a lucir desprolijas. Un caso extremo es el de estas echeverias...


que estaban en un estado deplorable, apiñadas en una maceta que les quedó chica e intentando en esas condiciones crecer, por lo que tenían tallos largos y retorcidos y las rosetas bastante deformadas (me olvidé de sacar foto previa).


La medida que tomé fue bastante drástica, pero productiva. Las "decapité" a todas dejándole un tallo con longitud suficiente para poderlas plantar. Lamentablemente, tuve que descartar algunas rosetas que no tenían salvación, chiquitas, deformadas, secas.


Para volverlas a plantar, no usé ninguna maceta sino una lata de dulce de batata, redonda y chata que me pareció ideal para alojar mis plantitas. La pinté con pintura sintética para que no se oxide (o al menos para que no se oxide tan rápido). Es de un color aguamarina con el que el año pasado pinté dos sillas Quilmes que reciclé. Mientras pintaba, me di cuenta que el pincel no estaba del todo limpio así que, el etéreo aguamarina quedó veteado con un poco de la pintura oscura que tenía el pincel. Pero bueno... cosas que pasan... tan mal no quedó... (esto es puro autoconvencimiento).


Realmente el procedimiento funcionó porque las sucus mejoraron, comenzaron a crecer y más vale que me vaya al almacén a pedir otra lata de dulce de batata porque pronto voy a tener que transplantarlas de nuevo. Además, ya que estaba con el pincel en la mano, transformé en macetas dos latas de durazno y enseguida planté sus nuevas ocupantes.



Y como ya no me quedaban más latas por pintar, pero sí más plantas que plantar, usé esta fuente de melamina blanca cuyo fondo se rompió y ya no servía como tal. 


martes, 7 de febrero de 2017

PECES DE MADERA

No miento ni un poquito diciendo que empecé este trabajo a mediados del año pasado, quizás antes. Es una idea que tomé de Pinterest (quién sabe cuándo) y que me encantó para poner en práctica.


Para obtener estas siluetas de peces utilicé un molde de papel que yo misma dibujé. La simetría la logré dibujando medio pez solamente y doblando la hoja de papel. En la foto se ve la marca del doblez. 


La madera es de la más alta calidad... mmm... no, eso fue cuando estaba soñando. Para mis peces, usé pedazos de un cajón de fruta sobrevivientes del fuego de algún asado. Heroicamente, corté las siluetas a mano con una sierra (en la foto se ve) y sí...soy consciente de que no quedaron perfectos, en las curvas me temblequeó bastante la mano. Pero no me importa en absoluto.



Después vino un largo período en el que las siluetas cortadas (y con los bordes lijados) quedaron olvidadas en algún cajón. 



Un día las encontré y las pinté de blanco, aunque sólo de uno de los lados (sí, ya sé, soy de terror!!). Y también, pinté la mitad de cada pez, uno turquesa rebajado con un poquito de blanco, y el otro, amarillo con blanco para lograr un tono más pastel.  Así los dejé unos meses más reposando...



Y como esto ya viene siendo largo, el domingo, mientras afuera azotaba un temporal de viento y lluvia que puso la ciudad patas arriba, y mientras yo veía oscilar los pinos rogando que ninguno se cayera sobre mi casa... terminé de pintar los famosos peces!!!



Todo muy sencillo, unos stencil, sellitos y listo!! Y mano de barniz acrílico para terminar. Ahh! Me olvidaba, en algún momento del proceso, marido con el taladro hizo un orificio en cada silueta para pasar un cordón y que se puedan colgar. 




Y así termino con este claro ejemplo de cómo convertir algo que no lleva más de una tarde en un trabajo de más de medio año. Eso sí, que levante la mano la que, como yo, es incapaz de hacer una cosa por vez y tiene algunos, varios o muchos trabajos empezados al mismo tiempo. Y que es por eso que algunos llevan más de la cuenta.